EL ÁNIMO O BUENA DISPOSICIÓN PARA EL ESTUDIO
EL ÁNIMO O BUENA DISPOSICIÓN PARA EL ESTUDIO
Cuando me vi abrumado por la
angustia, tú me brindaste consuelo y alegría
Salmo
94:19.
Es
una constante en el decir de muchas personas estudiosas del comportamiento
humano que el ánimo (alegría, ilusión, entusiasmo) es esencial para que un ser pueda
aprender algo. En términos cortos, con mal ánimo o falta de disposición en el
acto de aprender a través de la comprensión no se consiguen buenos resultados,
toda vez que dicha indisposición “trabaja” como freno, u obstáculo para que el
conocimiento se instale en el cerebro del aprendiz.
Continuando
con la falta de disposición o desánimo en el momento del estudio, todos los
científicos expresan que con la falta de entusiasmo solamente se aprende un
porcentaje muy bajo de lo que se lee o se escucha. ¿Por qué?, pues porque
cuando no hay entusiasmo la atención del estudiante o aprendiz se “pasea” por
las letras o explicaciones orales, pero su mente está en otra parte.
En
consecuencia, si llegamos a leer media hora con poco entusiasmo sería, en
verdad, como si hubiésemos utilizado cinco minutos (tal vez menos), pues el otro tiempo
no estuvo inmerso en la concentración. Así, será preferible, entonces, usar
cinco minutos con entera concentración y atención, pues los resultados son
excelentes.
Ahora
bien, los adultos podemos lograr, mediante la voluntad, la automotivación. Es decir, conseguir esa chispa de entusiasmo pensando
en la futura recompensa (dinero, título, mejores notas en los exámenes, aprobar
un test…); sin embargo, los niños, los hijos que Dios nos ha dado, no poseen
herramientas intelectuales, por su corta edad, para automotivarse.
En
conclusión: son los padres los que están obligados a fomentar
el juego, la risa, la alegría en el menor estudiante. Así, por ejemplo, pueden
inventar un “juego” donde el niño, cuando responda asertivamente tres preguntas
seguidas de la tabla de multiplicar, ganará un punto, y cuando consiga tres
puntos entonces el padre o madre le darán… También pueden, mientras están
caminando o subiendo escalinatas, ir
contando de uno en uno, de dos en dos, de
tres en tres.[1]
Carlos A. Zambrano
R.
12 enero 2023
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